martes, 28 de agosto de 2007

Cultivo Orgánico

Introducción

El sector orgánico en Chile no tiene más que unos cuantos años de vida y todavía está poco desarrollado. Sin embargo, las ventajas comparativas de la oferta fuera de temporada en los mercados septentrionales y la experiencia en la exportación de productos naturales ofrecen grandes posibilidades para un fuerte crecimiento del sector orgánico. Los principales factores limitantes son la debilidad institucional y la falta de "conocimientos técnicos" en materia de producción orgánica.

Historia del sector orgánico en Chile
A finales del decenio de 1980, unos cuantos agricultores comenzaron a producir cultivos orgánicos con fines comerciales. En ese entonces, como no existían instituciones nacionales de certificación, todavía no se habían formulado directrices nacionales en materia de agricultura orgánica ni se disponía de mucha información sobre los métodos de producción orgánica; además, tampoco existían servicios de extensión para la agricultura orgánica. Por consiguiente, los primeros precursores, que por convicción propia comenzaron a producir de "manera ecológica", lo hacían en forma experimental.
No había ninguna medida o apoyo gubernamental a favor de la agricultura orgánica.
Que la agricultura orgánica y la comercialización de la producción tropezaran con muchas dificultades en los primeros años lo confirma Carlos Meza, Director del Huerto San Nicolás, un agricultor y exportador orgánico (SAG, 2000). Cuando en 1989 se comenzó a producir con métodos orgánicos, los agricultores tuvieron que adaptar prácticas orgánicas de explotación agrícola (incluida la utilización de fertilizantes y plaguicidas orgánicos) a las condiciones locales de clima y suelo.
El Sr. Meza comenzó produciendo verduras, pero la comercialización de los productos tropezaba con un problema importante. Debido a la falta de certificación orgánica, las verduras se vendían como productos convencionales y no se pagaba un sobreprecio por ellas.
Como la demanda interna de productos era limitada, la empresa decidió producir exclusivamente para la exportación, y orientó su producción hacia las bayas. Una vez más, hubo que adaptar las prácticas agrícolas orgánicas a las condiciones locales, lo cual no fue muy difícil. Sin embargo, la baja rentabilidad de las exportaciones de bayas orgánicas hizo que el Director de la compañía cambiara de nuevo la producción, esta vez al cultivo de manzanas orgánicas. A pesar de algunas dificultades iniciales para producir las manzanas orgánicas (dificultad para luchar orgánicamente contra las enfermedades), en 1998 la compañía exportó sus primeras manzanas enteramente certificadas a los Estados Unidos. Aunque actualmente es una próspera exportadora de manzanas orgánicas, la compañía tuvo que esperar casi diez años y cambiar tres veces de producción para lograrlo. Este es un ejemplo válido para muchos productores orgánicos de Chile.
La agricultura orgánica en Chile ha adquirido importancia sólo en los últimos años del decenio de 1990. Se calcula que en 1998, unos 200 agricultores orgánicos producían en 2 700 hectáreas orgánicas certificadas. En comparación con el total de la superficie cultivada en Chile (más de 15 millones de hectáreas), la superficie destinada a la producción orgánica representa menos del 0,02 por ciento de la superficie agrícola total. En 2000, la superficie total destinada a la producción orgánica se estimó en 3 300 hectáreas. De esta superficie, más del 82 por ciento tenía menos de 5 años de producción orgánica. En otras palabras, en 1995 la superficie destinada a la producción orgánica se estimaba en menos de 600 hectáreas. En la sección 4 se facilita más información sobre la producción orgánica.
Con el crecimiento del sector, aumentó también la participación de instituciones como el Gobierno (en la formulación de directrices orgánicas y la prestación de apoyo indirecto a los exportadores orgánicos), las certificadoras orgánicas y las organizaciones de agricultores. Se prevé que el sector, que en estos momentos todavía es relativamente pequeño, seguirá aumentando de tamaño y mejorará su rendimiento

Instituciones activas en el sector orgánico

Organizaciones de agricultores

La primera organización que se ocupó de agricultura orgánica en Chile fue el MACH: Movimiento Agroecológico Chileno. Con el crecimiento del sector orgánico a finales del decenio de 1990, hacía falta una organización coordinadora del sector orgánico, lo que llevó en 1999 a la creación de la AAOCH -Agrupación de Agricultura Orgánica de Chile A.G. Esta organización se compone de instituciones, negocios y agricultores dedicados a la agricultura orgánica y tiene por finalidad promover este tipo de agricultura. La AAOCH representa los intereses de los productores en las exposiciones y ferias internacionales, y, entre otras cosas, trabaja para fomentar los proyectos, la comercialización, la promoción, la certificación y la investigación agroecológicas. En el anexo figura la lista de estas organizaciones y sus respectivas direcciones.

Organizaciones gubernamentales

El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) del Ministerio de Agricultura (MA) es la principal organización del Gobierno para el sector orgánico. Dicho servicio ha establecido un sistema de certificación nacional para comprobar el cumplimiento de las normas oficiales que rigen la producción orgánica (véase la sección 3). Otra importante organización es el Ministerio de Relaciones Exteriores a través de su organismo de promoción de las exportaciones, ProChile. El objetivo de ProChile consiste en promover las exportaciones chilenas, especialmente las no tradicionales (es decir, "nuevas"). Desde 1995, cuando el Ministerio de Relaciones Exteriores estableció el Fondo de Promoción de las Exportaciones Agrícolas, la promoción de los productos orgánicos se ha incluido en el programa de ProChile. ProChile patrocina actividades, como talleres y seminarios, y representa al sector orgánico en las ferias y exposiciones internacionales (por ejemplo, la BioFach en Nuremberg).

Certificadoras orgánicas y otras organizaciones

A comienzos de 2001, había cuatro certificadoras orgánicas que desarrollaban actividades en Chile: dos nacionales y dos internacionales. Las dos certificadoras nacionales son la CCO (Certificadora Chile Orgánico) y la PROA (Corporación de Promoción Orgánica Agropecuaria). Ambas se establecieron a comienzos del decenio de 1990, y durante la mayor parte del decenio anterior fueron los únicos dos órganos certificadores existentes en Chile. Hace unos cuantos años, dos certificadoras extranjeras establecieron representaciones en Chile: la certificadora alemana VCS y la certificadora suiza IMO. Algunas de las personas entrevistadas observaron la tendencia imperante entre los productores orgánicos chilenos de recurrir cada vez con mayor frecuencia a las certificadoras extranjeras antes mencionadas, debido a que la certificación de la VCS y la IMO facilitan el acceso al mercado de la CE. El hecho de que la VSC y la IMO tengan sistemas de certificación e inspección equivalentes reconocidos por la CE, les otorga una ventaja importante con respecto a las certificadoras nacionales que no gozan de esta condición. En el caso de las exportaciones a los Estados Unidos, que con el 70 por ciento es con mucho el más importante destino de las exportaciones de frutas y verduras orgánicas de Chile (véase la sección 5), no hay diferencias entre certificadoras nacionales e internacionales. Otra organización activa en el sector orgánico es la FNAO: Feria Nacional de Agricultura Orgánica. En noviembre de 2000, la FNAO organizó, entre otras actividades, un seminario de un día sobre "Agricultura orgánica, salud para las personas y el medio ambiente".

Normas y reglamentos nacionales

El SAG del Ministerio de Agricultura ha reglamentado la producción orgánica en Chile. Además, ha establecido un sistema de certificación nacional para comprobar el cumplimiento de tal reglamentación. Los dos reglamentos oficiales válidos para la producción orgánica en Chile son: "la Norma chilena NCH2439: Producción, elaboración, comercialización y etiquetado de alimentos producidos orgánicamente" y la "Norma chilena NCH2079: Criterios generales para la certificación de los sistemas de producción, elaboración, transporte y almacenamiento orgánicos". Los reglamentos, en vigor desde mayo de 1999, definen las normas básicas de producción, elaboración y etiquetado, así como las necesidades de control e inspección, entre otras. Los reglamentos orgánicos chilenos se basan en las normas orgánicas vigentes en la CE y los Estados Unidos, y los chilenos afirman que estas normas son equivalentes a la Norma CE No. 2092/91 y EN 45011 o ISO 65/SAG, 2000b). Sin embargo, las normas orgánicas más que una legislación constituyen unas directrices. Algunas fuentes de mercado entrevistadas aludieron a la falta de una legislación rigurosa como un importante obstáculo al crecimiento del sector orgánico chileno. Otras fuentes confirman estas conclusiones y consideran que "...la falta de un sistema institucional de control y supervisión estrictos" es una de las principales debilidades del sector orgánico chileno. El artículo fue publicado hace unos cinco meses, tras el establecimiento de normas orgánicas internas y, por tanto, debe considerarse como una fuente de información fidedigna

Producción orgánica

Introducción

Gracias a los 4 000 kilómetros o más de extensión longitudinal de su territorio, Chile tiene una amplia variedad de climas diferentes que ofrece la posibilidad de cultivar una gran diversidad de productos agrícolas. Además de su patrimonio de suelos naturales fértiles y aguas limpias procedentes de los Andes, muchas partes del país son particularmente adecuadas para la producción agropecuaria. Asimismo, las barreras naturales que rodean el país (los Andes en el este, el desierto de Atacama en el norte y el Océano Pacífico en el oeste), lo protegen contra muchas plagas y enfermedades, otro problema importante para la agricultura orgánica. El país está dividido administrativamente en 13 provincias (llamadas "regiones"): de la Región I en el extremo norte a la Región XII en el sur, mientras Santiago es una región separada (Región Metropolitana). La práctica de la agricultura orgánica se extiende de la Región IV a la Región X, es decir desde La Serena hasta Puerto Montt, aunque se concentra sobre todo en las Regiones VI, VII y X (basándose en la superficie cultivada con productos orgánicos). Tal concentración se explica porque en estas Regiones la producción lechera es una práctica difundida y las industrias lecheras orgánicas suelen abarcar una superficie mayor que la de las explotaciones hortícolas orgánicas en las regiones septentrionales. Debido a que la agricultura orgánica no tiene más que unos cuantos años de vida y aún no está muy desarrollada, no se dispone de información sobre las tendencias y muy poca sobre la producción. En esta sección, se utilizan los datos facilitados por ProChile (la Comisión de Comercio Chilena, organismos del Ministerio de Relaciones Exteriores), que se basan en la información suministrada por los órganos de certificación orgánica. La superficie total destinada a la producción orgánica se estimaba a finales de la temporada 1999/00 en 3 300 hectáreas, es decir un aumento del 23 por ciento con respecto a la superficie destinada a este tipo de producción hace dos temporadas.

Frutas y verduras orgánicas

La superficie cultivada con frutas orgánicas en la temporada 1999/00 se estimaba en 683 hectáreas, es decir superior en 23 por ciento a la de la temporada 1997/98. La superficie cultivada de verduras orgánicas totalizaba 140 hectáreas, y su tasa de crecimiento de 6 por ciento en dos años era inferior a la de las frutas orgánicas.
En el cuadro 2 figura la superficie cultivada de frutas y verduras orgánicas por productos. En la temporada 1999/00 la fruta orgánica más cultivada era la manzana, con una superficie estimada en 144 hectáreas. Sin embargo, comparada con la superficie total cultivada de manzanas en Chile 40 000 hectáreas, esta extensión no representa más que el 0,4 por ciento de la producción total de manzanas. Entre las otras importantes frutas orgánicas figuran las frambuesas (122 hectáreas), la palta (100 hectáreas) y los kiwis (81 hectáreas). Entre las verduras, los espárragos son con mucho el producto más cultivado, y representan casi el 70 por ciento de toda la superficie cultivada de verduras orgánicas.

Un reciente informe FAS afirma que, según algunas fuentes de mercado, la producción de manzanas orgánicas tiene grandes posibilidades de expansión. El informe destaca que los rendimientos de las manzanas orgánicas fueron bastante inferiores a los de las manzanas convencionales (alrededor de dos tercios menos, es decir una estimación de 8 toneladas por hectárea de manzanas orgánicas frente a 25 toneladas por hectárea de un huerto tradicional), pero no acierta a explicar las principales razones de esta enorme diferencia. La diferencia observada entre los rendimientos de las manzanas orgánicas y las tradicionales es aún mayor que la diferencia considerable que, según las informaciones, existe en otros países. (A efectos de comparación: se estima que en los Países Bajos el rendimiento de las manzanas orgánicas es aproximadamente la mitad del de las manzanas convencionales). La presión de las enfermedades y las dificultades para luchar contra ellas de manera orgánica parecen ser las explicaciones más plausibles del menor rendimiento. Los rendimientos de la producción de bayas orgánicas se estima en 2,5 toneladas, frente a las 4,4 toneladas de la producción de bayas convencionales.

Tipos de productores

La mayoría de los productores orgánicos son pequeños y medianos agricultores que han perfeccionado sus propios métodos de agricultura orgánica. Más del 80 por ciento de las explotaciones orgánicas tienen menos de 10 hectáreas (Hernández, 2000). La mayoría de las empresas encargadas del embalaje, elaboración y comercialización de los productos (en su mayor parte exportaciones) son empresas elaboradoras y exportadoras tradicionales que comenzaron con una línea de productos (o de tratamiento) separada de sus actividades normales. En Chile no abundan los comercializadores y elaboradores orgánicos especializados, presentes en muchos países europeos y en los Estados Unidos.

Limitaciones en materia de producción

A pesar de las condiciones naturales, climáticas y físicas favorables, asociadas por lo general a la baja presión de enfermedades, la agricultura orgánica en Chile hace frente a una serie de limitaciones en materia de producción. Como se trata de un nuevo sector en evolución, todavía no se han difundido en el país las prácticas orgánicas más idóneas, lo que ha obligado a números nuevos agricultores orgánicos a "reinventar la rueda", muchas veces de manera experimental. Prácticamente no existen servicios de extensión y con la creación de la AAOCH (Agrupación de Agricultura Orgánica de Chile) en 1999, los agricultores han establecido un cierto grado coordinación e intercambio de experiencias entre ellos. Otro aspecto mencionado durante algunas de las entrevistas con fuentes de mercado es la fiabilidad de los fertilizantes y los plaguicidas biológicos. Mientras que los agricultores del país vecino, Argentina, expresan su preocupación por la limitada disponibilidad de estos insumos orgánicos en el territorio nacional, el problema chileno no parece ser la disponibilidad sino el contenido de tales productos. Sin una legislación clara que indique cuáles son los productos autorizados y cuáles los prohibidos, cabe la posibilidad de que se cree una zona intermedia de insumos "inocuos para la naturaleza", llamados "orgánicos", pero que no cumplen necesariamente todos los requisitos orgánicos. La información anecdótica refiere de casos en que algunos productos vendidos como "fertilizantes orgánicos" contenían ingredientes prohibidos en los insumos orgánicos. Los agricultores que no saben que algunos de los ingredientes de estos productos están prohibidos en la agricultura orgánica, pueden perder su certificación orgánica por aplicar tales productos pensando que eran "orgánicos".

Apoyo a la producción

En Chile no existe apoyo o incentivo alguno a la producción orgánica.

Consideraciones finales

Este estudio de caso muestra que si bien el sector orgánico chileno no tiene sino unos cuantos años de vida, existen grandes posibilidades para una expansión futura del sector, en especial mediante las exportaciones. La imagen de Chile como un exportador de productos agrícolas y las ventajas comparativas para la oferta fuera de temporada en los mercados del hemisferio norte refuerzan considerablemente las perspectivas de un crecimiento futuro. Sin embargo, existen actualmente varios factores que impiden que el sector orgánico chileno aproveche plenamente estas ventajas. Para que la producción y las exportaciones orgánicas nacionales puedan contribuir con un elevado porcentaje al sector agrícola chileno, es menester superar los principales factores limitantes de la producción y subsanar las carencias institucionales.

Fuente: Univercidad de Chile, Facultada de Ciencias Agropecuarias